Somos lo que hacemos
Nuestra familia cultiva olivos durante desde hace 232 años. Somos ya la décima generación que continua el legado familiar. Hombres y mujeres unidos por un amor incondicional por esta tierra, sus frutos y su naturaleza.
Durante siglos, ésta ha sido la base de todas las decisiones que hemos tomado, siempre con un único objetivo en mente: ofrecer la máxima calidad de nuestros aceites de oliva virgen extra.
El aceite es la memoria que se transmite de generación en generación en nuestra familia, reflejo de la cultura del esfuerzo, del trabajo y la constancia que nos hace querer llegar a la excelencia
Somos únicos, somos excelentes
Priordei nace en 1789. Éste es el año de la Revolución francesa; de la proclamación de la primera Constitución de Estados Unidos; de la publicación de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Es el año que nace Miquel Badia, promotor de la primera línea de tren del Estado, que unirá Mataró y Barcelona.
Un año lleno de simbología
En Barcelona y en muchas ciudades catalanas estalla la revuelta del pan, un eco menor de la revolución en Francia. Hay duros enfrentamientos entre las fuerzas de orden y la población por el elevado precio del pan, fruto de un período de malas cosechas.
1789 es un año lleno de simbología, que ilustra una transformación social, política y económica de la que hoy todavía como sociedad recogemos sus frutos.
Nuestro momento fundacional, cuando nuestros antepasados decidieron plantar olivos en lugar de viñedos, no tiene la épica de aquellos momentos históricos, aunque hoy el oficio de payés tiene un punto de heroicidad.
Persistir, innovar, explorar
Priordei es hoy el resultado de un esfuerzo colectivo de diez generaciones que han traspasado la frontera de las líneas temporales para dejar un legado al país y en la última hornada de la estirpe familiar. Un legado que se sintetiza en:
Persistir
Hasta alcanzar la excelencia en nuestro producto, fruto de la experiencia que proporciona la experiencia y el contacto con la tierra.
Inovar
Andando por caminos que no han sido recorridos antes; creando vínculos con actores del mundo gastronómico y otros productores; explotando las potencialidades de un fruto como la aceituna.
Explorar
Porque los productos de calidad no tienen barreras y porque nos empuja un espíritu de transformación y orgullo de país.
Somos de una tierra, somos de un país
Todos somos más de allá donde venimos que allá donde vamos. Nuestro aceite se ha elaborado en un espacio privilegiado de Cataluña, una de las regiones europeas más dinámicas del sur del continente. Nuestros olivos cimbrean con el viento que se cuela por la abrupta orografía del Parque Natural de la Sierra de Montsant, en las comarcas meridionales del Principado.
La Serra del Montsant es un espacio de paz, donde los olivos envejecen tranquilos, apartados de toda contaminación ambiental, sonora o lumínica.
L’espai és d’una bellesa particular. Les oliveres s’aboquen a cingleres, barrancs i congosts, portant l’activitat humana a llocs difícils d’imaginar. La terra macera les arrels dels nostres arbres amb hiverns suaus i estius de calor seca e intensa. A voltes la boira baixa genera un paisatge fantasmagòric, presidit per grans pedres que semblen vigilar els camins.
Hoy defender que es necesario reconectar con la tierra, más allá de las modas, y aprender a cultivarla y vivir de sus frutos es revolucionario
Un territorio fértil y rico en experiencias placenteras a los sentidos y en la gastronomía
El Parque Natural de la Sierra del Montsant es el corazón de la comarca del Priorat. La montaña parte literalmente en dos: El Priorat del Vino y El Priorat del Oli, lo que nos habla de un territorio fértil y rico en experiencias placenteras a los sentidos y en la gastronomía.
Nuestro patrimonio natural lo completa un importante patrimonio arquitectónico, muy ligado al devenir religioso de la Cartuja de Scala Dei, situada en el límite del espacio natural protegido, primer monasterio de la orden de San Bruno establecido en toda la península Ibérica . La Cartuja fue una herramienta de repoblación del territorio terminada la ocupación sarracena, ejerciendo a la vez de espacio de reposo espiritual, donde el silencio y el recogimiento templan el corazón y la mente.